miércoles, 30 de diciembre de 2015

Balance nº15










Este año he aprendido que nada se aprende para siempre. Que todo es cíclico y que muchas veces toca volver a empezar. Y por eso he reaprendido que nuestra vida comienza y acaba en uno mismo, y en esa vuelta está incluido todo lo demás. Que hay que atreverse a mirarse dentro, a enamorarse lento y a apoyarse al levantar.

He reaprendido que el tiempo se mide en instantes. Que guardo vidas enteras encerradas en pocos años. Que construyo historias con retales de sentimientos. Y otras muchas cosas que hago sin saber explicar.

He aprendido a viajar. A sentir la relatividad al volar. El valor del trabajo. El cara a cara con la sociedad. He reaprendido a ilusionarme, a saber dónde mirar. A  aceptarme, a quererme, a tomar distancia y a volvernos a acercar. A dar rodeos, a recrearnos con las vistas, a no tener prisa por llegar.












También hay cosas que no he aprendido, que están en proceso, con las que aprendo a lidiar. La inseguridad ante el fracaso, la inestabilidad de las dudas, el miedo a la soledad. Pero la debilidad nos hace humanos  y el mundo necesita humanidad.









De este año me quedo con las personas increíbles que he conocido, con las ciudades mágicas que me han acogido y con las buenas conversaciones que he tenido. Con las amistades eternas, con los sueños de futuro, con el bendito verano y con la risa. Sobre todo con la risa.




domingo, 27 de diciembre de 2015

Centímetros


Hace poco se le cayó a alguien una brújula en mis pies. Y fue acertado el desastre porque yo no sabía dónde estaba. No sé  cuándo me alejé  del norte, o en qué momento perdí de vista tanto el sur. Pero lo cierto es que ya no sé a dónde voy. Puede ser que lleve tanto tiempo andado por este camino que se me haya olvidado porqué decidí emprenderlo. Y ya no sé si es porque hace mucho que no me miro dentro o porque nunca dejo de hacerlo, pero esta estúpida manía de analizarlo todo me está comiendo. Y puede ser que el ritmo frenético de los días que no acaban me envuelva en una corriente que no me deja mirar a los lados, o que sea yo la que no quiera mirar y decida dejarme llevar por el agua.  

Pero si hoy me miras puede ser que no veas. No se, creo que hay algo que me tapa. Ha pasado mucho tiempo. He crecido. No se si en el buen camino, supongo que en todos los sentidos. He crecido en victorias, en derrotas, y a cada paso se me han ido endureciendo las botas. Creo que ha disminuido mi cuenta de abrazos, de ron y de explicaciones. Parece ser que ya no me rio tan fuerte, que no tengo tiempo para verte y que las cosas de verdad me importan cada vez un poco menos.

Creo que de cada 10 cm que he crecido van cinco o seis de inseguridades, al menos dos de frustraciones, y un par más que me quedo para seguir haciendo estupideces. Puede ser que haya perdido de vista quien soy, que nunca haya decidido cómo serlo o que sean las hormonas que me están consumiendo.

Pero también es verdad que sigo frunciendo el ceño cada vez que uno y dos suman tres, que cambio de estado de ánimo cinco veces al día, que nunca prometo nada que no pueda cumplir; que odio a los cobardes, a los curas, a la gente que no cuida el medio ambiente y a la que me toca los pies.

Puede ser que básicamente todo siga igual solo que ahora se ve menos. Y no tiene nada que ver, puede parecer una estupidez, pero lo cierto es que hoy me he cortado unos centímetros







lunes, 21 de diciembre de 2015

Budapest



Viajar es marcharse de casa,
es dejar los amigos
es intentar volar
volar conociendo otras ramas 
recorriendo caminos
es intentar cambiar.


Viajar es vestirse de loco
es decir “no me importa
es querer regresar.
Regresar valorando lo poco
saboreando una copa,
es desear empezar.


Viajar es sentirse poeta,
es escribir una carta, 
es querer abrazar. 
Abrazar al llegar a una puerta
añorando la calma 
es dejarse besar.


Viajar es volverse mundano 
es conocer otra gente
es volver a empezar. 
Empezar extendiendo la mano,
aprendiendo del fuerte, 
es sentir soledad.


Viajar es marcharse de casa,
es vestirse de loco
diciendo todo y nada con una postal,
Es dormir en otra cama,
sentir que el tiempo es corto,
viajar es regresar.




-Gabriel Garcia Márquez

martes, 8 de diciembre de 2015

Nuestra cita









De vez en cuando la vida te sacude con tanta fuerza que te deja sin aliento. Supongo que es la inercia del vaivén del azar, que a veces te sale a deber y otras a ganar.

Yo he perdido. Le he perdido tu vida al azar, le he perdido mis ganas de verte crecer, de planear el viaje a Noruega, de discutir sobre las cosas que haces o las que yo dejo de hacer.
Intento resignarme, pero lo cierto es que no se me da nada bien perder.

Me permito un día al año para decirte que a veces me dejo vencer, que te echo de menos y que esta es la peor partida que he perdido nunca.

Hoy es mi cita contigo y por primera vez siento que no estamos solos. Hoy somos un par más.
Y será por el vaivén del azar que después de siete años siento que empiezo a ganar.


Boda de Aza, Ibiza




























Y puedo decirte que son increíbles. Que a veces te veo en sus ojos y que la risa de tu padre se parece mucho a la tuya. Que en ella he encontrado una amiga, que no es poco; alguien con quien me entiendo, que no es fácil.

Y entro en ese circulo del que me siento parte, y lo cuido a base de cariño y ternura, de conversaciones intensas y momentos compartidos.

Y me da por pensar que a veces la vida te arrasa como un ciclón, y con el tiempo te sorprende y  te devuelve un trozo de tierra en el que cultivar tomates. Yo encontré ese huerto en una isla en el mar y cultivando tomates siento que estoy cerca de ti, que estoy dentro de los tuyos.

Ellos me enseñan a relativizar, a ilusionarme por las pequeñas cosas, a mirar más allá. 

A celebrar la vida.

La vida que nos queda, la vida que nos une, la vida que nos recuerda cada ocho de diciembre que hay que seguir viviendo.