Este balance es del todo complejo e irregular. No responde a
ningún tipo de norma ni de sentido común y supongo que por eso mismo es el mío.
En algunos idiomas el verbo ser y estar es el mismo. Parece
un dato sin importancia pero a mi me parece que tiene todo el sentido del
mundo. Nunca he sido tan consciente de la estrecha relación de estos dos
conceptos hasta este año. La forma en la que el entorno en el que te toca vivir
te condiciona hasta el punto de alterar tu forma de ser, todo tu contenido sin
apenas cambiar tu continente. Y mutas, evolucionando sin tener por qué seguir
un orden lógico, creciendo hacia los lados, como las ramas de los arboles,
irregulares, sin control y sin consciencia.
Este año nos ha tocado crecer de golpe, sin que nadie nos
preguntara si queríamos hacerlo o si estábamos preparadas para ello, y nos
hemos caído, se han venido abajo los pilares que nos sujetaban por tener más
arena que cemento o porque el golpe seco no nos lo esperábamos. Hemos dejado
atrás las dulces aulas llenas de propósitos, de cerveza a media tarde y
tertulias día sí y día también para hacernos un hueco a codazos en el mundo
real, por ensuciarnos un poquito las manos y por preguntarnos cada día qué es
la vida. Y sentirnos orgullosas por escalar rascacielos a pesar de eso que
dicen de que el vértigo no es el miedo a caerse sino el impulso de tirarse al vacío,
pero seguimos subiendo andamios solo porque nos excita contemplar las vistas. Y
seguimos trazando planos sobre como serán los sueños que por ahora tenemos que
posponer y los planes que nos quedan por hacer. Y joder os echo de menos como
final de todas los telegramas con ellas, porque en el exilio no hay correo
postal ni conversaciones de mas de diez minutos. Pero nadie nos dijo que sería fácil
y habrá que hacerse ágil para no hacerse mucho daño.
Y seguiré brindando por vosotras en cada final de año, por
todo lo que me habéis dado y por los cambios. Por desafiar a esa injusta sensación
de que “cualquier tiempo pasado fue mejor” y seguir creando. En cada esquina,
en cada barra de bar, en cada papel rasgado, porque a eso vamos a destinar la
vida, a crear sin descanso, a que nuestra existencia sea un proyecto en
ejecución, a corto, medio y largo plazo. Y por hacer de nuestra metamorfosis
una novela histórica con toques de ciencia ficción y partes no aptas para
menores de edad. Y por poner nuestro mundo patas arriba y cambiar el eje de
gravedad. Por obligarme a crecer y curtirme la piel, gracias 2016 por darme
tanto.