martes, 20 de mayo de 2014

Nos enamoramos como lagartijas.






Buen lunes a todo el mundo! Hoy por primera vez he querído copiaros textualmente unas palabras que he leído en un blog recién descubierto: Hominidas

"El amor no es una elección libre, y no tiene ninguna disciplina. Las áreas del cerebro que lo gobiernan son las mismas que compartimos con los lagartos, el cerebro primitivo, el que hace malabares con los procesos inconscientes.

En los adolescentes el amor es inocente y valiente. El área cerebral que planifica, reflexiona, prevé riesgos y controla los impulsos, la corteza prefrontal (CPF), está todavía inmadura. Y no se formará del todo hasta los 20 años. En ese tiempo, se le da mal todo lo que tiene que ver con este área cerebral: planificar, prevenir, pensar en el futuro, contener sus impulsos… Muchas veces, durante la adolescencia los padres somos el pejiguero CPF del adolescente. Si nuestra hija se enamora de quien nos parece equivocado, no podremos pedirle que use el cerebro, ya lo hace, solo que del mismo modo que eligen pareja las lagartijas (cuando somos mayores muchas veces lo hacemos de un modo parecido).
Con esta tarea genética por delante, la de poner a punto la maquinaria de la reproducción, todo tiene sentido."
Cuando he leído esto no he podido evitar sonreír. Es muy curiosa la comparación con el cerebro de los lagartos y en cierta medida nos hace trasladarnos a nuestros "yo" adolescentes y hacerles un guiño de complicidad. Visto con distancia hasta me atrevería a decir que echo en falta (solo un poco) mi curioso cerebro de lagartija adolescente.
Que pasen un buen día, sean felices! :)