lunes, 26 de mayo de 2014

Cordobesa.













Se suele decir que todas las personas nacemos con una mitad y que nuestro reto será encontrarla en el mundo. Yo creo que más que una, tenemos varias. Varios gajos que encajarán perfectamente en tu vida y que llenarán de luz tus días. Ella es uno de ellos.

Mi cordobesa. Tan distinta a mi como la noche y el día, complementa mi total racionalidad con su avalancha de emociones. Es de esas personas que desde el minuto en que las conoces sabes que te acompañarán para el resto de tu vida. Supongo que todos tenemos alguien así. Una amistad incondicional, tan pura como cuando eres niño. No hay nadie que conozca mejor por qué levantas la ceja en una conversación, ni por qué hoy estás más seria, no hay nadie que sepa mejor cuales son tus cicatrices y cómo las curaste, no hay nadie que entienda mejor la palabra lealtad.


Hace una semana fuí a visitar el lugar donde creció y es tan.. ella. Córdoba es un entresijo de callejuelas estrechas, que no sabes muy bien a donde te llevarán, con un suelo empedrado por el que cuesta caminar, unas plazas con fuentes, mucha gente en las terrazas y balcones con flores de mil colores. Definitivamente, Córdoba es ella.