Feliz agosto a todos! Después de tanto tiempo sin actualizar
no he podido evitar plantearme cosas como si estaba transmitiendo de verdad mi
personalidad en estas entradas, hasta qué punto debía escribir mis pensamientos
o sobre de qué debería hablar. Necesitaba
hablar con ella. Esa persona que te habla con la misma facilidad de cine
francés y conflictos armados, que de las tendencias de Vogue y de qué hacer con
tu blog.
Cuatro días no son nada cuando estas acostumbrada a vivir
con otra persona, pero aun así nos dio para hablar por los codos. Y al final de
cada tema siempre una conclusión.
Ella es una de esas personas como las que todos tenemos en
nuestras vidas. Alguien que se encarga
de minimizar nuestros errores y
levantarle la sabana a los fantasmas que nos atormentan para reírse de
ellos. Y que falta nos hace. Que te recuerden la vida tan increíble que
tienes, lo mucho que te ha costado llegar donde estas y lo mucho que te lo mereces, lo importante
que es luchar por lo que es justo y lo necesario que resulta defender
la verdad (como me enseñan también en mi casa).
Y ya está. Y ser feliz. Arreglándonos la vida,
compartiendo sueños, recaudando anécdotas y conformando un colchón en el que
caer y caer siempre en blando.
Y mirar más adentro que hacia fuera, como este blog, que
más que un escaparate es tan solo un sitio en el que desahogarse, en el que no
caben las pretensiones ni los prejuicios. Un
lugar fuera de mi cabeza en el que ordenar cosas sin más.