Tengo la impresión de que a veces
nos esforzamos en eternizar algunas cosas y en convertirlas en un
parasiempre. Supongo que el ser humano es profundamente reacio a los cambios y
que cualquier alternativa que suponga salir de nuestros refugios de estabilidad
nos da miedo. Tengo la impresión de que a veces nos esforzamos en alargar
relaciones que se acabaron antes de atrevernos a reconocerlo, y hacemos lo
posible por retener a esa persona a nuestro lado cuando en vez de uno volvemos
a ser dos. Creo que el miedo a perder algo que ganamos a pulso nos hace perder
las ganas de luchar por otras cosas. Por otras historias. Por otras noches. Por
una risa diferente. Por unas manías que no sabías que existían. Por otras
manos, otras formas de mirarte y otras formas de besarte.
Que no os de miedo… que la vida son
etapas, que jamás habrá dos días iguales y que nos queda mucho por sentir. Que
nos debemos la vida señores.