jueves, 20 de marzo de 2014

Detrás de los cuentos de hadas.




Disneyland, París.

Bonne nuit! Hoy quería compartir con vosotros las conclusiones personales que he sacado de un estudio realizado por un grupo de la Facultad de Comunicación de Málaga, al que pertenezco; sobre los estereotipos lanzados por Disney y sus consecuencias en el desarrollo infantil. (Grupo de análisis: Marina Alcalde, Andrés Alonso, Carmen Artola, Ana Cara, Alba Claverías, Marina de Moya, Gemma Gomez, Antonio Jimenez)

Nuestra hipótesis parte del supuesto de que las personas nacemos con sexo pero no con género y es el entorno el que nos adjudica un rol en la sociedad.  Somos conscientes de que el entorno engloba muchos más factores que la comunicación en sí misma, pero en este caso quisimos ver la influencia que tenia Disney , ya no como fabrica de sueños, sino como la mayor compañía de medios de comunicación del mundo.

En este estudio nos hemos detenido a analizar los estereotipos físicos y las actitudes de las princesas, los príncipes, las malas y los villanos de los clásicos Disney. Aunque estas películas pertenecen a un contexto y a un tiempo pasado, lo cierto es que los niños las siguen viendo y por tanto están presentes en la actualidad.

 Que la mujer se presentaba envuelta en estereotipos de belleza etérea, delgadez y sumisión no era nada que no supiéramos, pero nos sorprendimos al descubrir letras de canciones en las que explícitamente  se les pedía que no hablaran si querían conquistar a un hombre. En estos clásicos como son Blancanieves, la Cenicienta o la Bella Durmiente las mujeres esperan a que venga un hombre a rescatarlas de la infelicidad, ninguna de ellas es capaz de buscarla por si misma y mucho menos de querer hacer su vida sin un hombre. ¿Cómo se siente una niña gordita al ver que no encaja en el perfil de princesa?  ¿Por qué desde pequeñas les imponemos la necesidad de un hombre en sus vidas?

Por otro lado, los hombres de los clásicos se muestran como príncipes, es decir, como seres pertenecientes a la aristocracia con una posición social capaz de mantener a la mujer y a la familia. Son los encargados de ofrecer a las princesas la felicidad infinita, son valientes. Son los héroes. El problema está en que los niños a menudo malinterpretan el ser valiente con el ser agresivo y adquieren la violencia como la forma de ganarse el respeto. El concepto de héroe desemboca en que “los niños no lloran” y crecen interiorizando que los hombres no deben mostrar sus sentimientos. Asumir la presión de sacar a una familia adelante puede traer frustraciones si no se consigue y crear sentimientos de fracaso.


En cuanto a las relaciones entre ambos sexos se desarrollan respetando ambos roles. Por un lado la mujer sumisa que se no tiene más aspiraciones que la de hacer al hombre feliz y por otro lado la del hombre que ocupa el lugar de cabeza de familia. Respecto a las consecuencias de este planteamiento advertimos la posibilidad de que los hombres vieran a las mujeres como seres más débiles o que buscaran parejas que no les crearan complejos de inferioridad. Pero... ¿Realmente creéis que esto determina tanto a las relaciones adultas? ¿O nos desengañamos con el tiempo?

En el análisis también encontramos datos referentes a que las malas siempre son mujeres solteras, celosas e inteligentes. Y que los villanos mostraban comportamientos amanerados.
Otro de los aspectos que tratamos fue la asociación guapo-bueno, feo-malo. Y en ella realizamos un experimento en el que al mostrar dos fotografías hacíamos a la gente identificar quien era el bueno y quien el malo, con esto comprobamos que la mayoría ponía como bueno a un delincuente estadounidense y como mala a una premio nobel de literatura por ser el primero más atractivo que la segunda.

Todo esto puede parecer exagerado, pero al trasladarlo al sistema educativo Disney,  que parte de las películas y continúa con sus tiendas de juguetes y parques temáticos donde los niños ven que los personajes de ficción pueden ser de carne y hueso, no sería equivocado admitir que tiene unos efectos en el desarrollo de los más pequeños.

No podemos culpar a Disney de ser el único elemento que conforma estereotipos en la sociedad y tampoco podemos perder de vista que su finalidad es ganar dinero, pero aun así creo que es necesario exigir una responsabilidad acorde con el poder que ejerce sobre una gran parte de la población mundial.

No se trata de criminalizar a las mujeres delgadas, ni a las amas de casa, ni a los hombres resolutivos. Se trata de mostrar una pluralidad de patrones de conducta indiferenciados sexualmente y características físicas que no excluyan ni discriminen a otras.


Es un tema comprometido al que merece la pena darle vueltas. Un besazo princesos y principesas! :)